De improviso, un día descubres que el mundo no es sino un
inmenso jardín de juegos. Existe un premio llamado Felicidad y el Juego Cósmico consiste, precisamente, en descubrir cuáles son las reglas del mismo. Las emociones son pistas que nos avisan
si estamos avanzando en el tablero y todas se pueden reducir a dos: amor y
dolor. Aquellos capaces de
trasmutar lo segundo en lo primero ganarán su partida.